Turu y colaboradores plantean en la Revista de Sanidad Penitenciaria la trascendencia de poner en marcha intervenciones que optimicen el acceso a los dispositivos sanitarios después de la excarcelación, eviten interrupciones de la continuidad de la atención y del tratamiento prescrito en prisión, y reduzcan la morbimortalidad. Para ello, señalan, se precisa coordinar de forma efectiva la atención dentro y fuera de la prisión y aplicar medidas de apoyo. Como ejemplo y modelo presentan el proyecto implementado en las prisiones de Cataluña, que ha utilizado el “enfermero de enlace” (EE) como figura clave del proceso, y el procedimiento interno y externo utilizado para facilitar el adecuado traspaso de información sanitaria y terapéutica, vincular a los pacientes excarcelados a los dispositivos sanitarios y asegurarse de que estos los reciben en el tiempo y la forma adecuados.